jueves, 23 de julio de 2009

Ginetas y castaños


Al hablar del estado de nuestros bosques siempre acaba saliendo el tema de las especies alóctonas (introducidas) y las autóctonas (las propias del lugar), aunque es una discusión compleja, pues no hay un límite preciso para distinguir unas de otras. Pasa con los árboles, las plantas, pero sucede lo mismo con la fauna.

Uno de los ejemplos más claros es la gineta (Genetta genetta) un mamífero carnívoro de tamaño medio que pertenece a la familia de los vivérridos, y que mentalmente asociamos enseguida como fauna propia de los ecosistemas mediterráneos, donde tiene una importante labor dada su acción predadora sobre los roedores.

Y a pesar de ello, la gineta tiene su origen en el continente africano, aunque su introducción en la Península es algo más controvertida, pues se piensa que pudo ser introducida por los romanos como animal de compañía antes de la introducción en Europa de los gastos o como "herramienta" para el control de plagas.

En cualquier caso, nadie duda de la adaptación de este vistoso mamífero a nuestros montes, donde desarrolla sus excelentes habilidades cazadoras preferentemente de noche y en solitario, sirviéndose de su larga cola anillada (que puede alcanzar la misma longitud que el resto de su cuerpo) como elemento estabilizador en sus saltos de un árbol a otro en busca de presas.

Esta misma valoración sobre la adaptación e integración en nuestros ecosistemas de las especies introducidas puede extenderse a otras muchas especies, pues de nuevo los romanos, introdujeron los castaños en muchas zonas debido a que usaban la harina de castaña como base del rancho de sus tropas.

lunes, 13 de julio de 2009

Del agua y de la tierra


Hay unos organismos excepcionalmente versátiles, que se han adaptado a casi todos los ecosistemas del planeta y que suponen el ejemplo clásico de simbiosis: los líquenes. Están constituidos por la simbiosis entre un alga y un hongo; el alga al realizar la fotosíntesis, produce compuestos orgánicos e hidratos de carbono, de los que se alimenta el hongo; éste, a cambio, proporciona una estructura que sirve de protección al alga frente a la desecación y las condiciones desfavorables del medio no acuático.

Los líquenes destacan por ser importantísimos colonizadores primarios que facilitan el desarrollo posterior de otros organismos, pero también por ser bioindicadores. En las primeras etapas de crecimiento, no toleran la presencia de óxidos de azufre en el aire, (SOx, que se liberan en procesos de combustión de combustibles fósiles, y en procesos industriales). Ante estos contaminantes reducen su tamaño y el de sus estructuras reproductoras (los soredios, que tienen el aspecto de diminutos cuencos) , aunque cuando las condiciones ambientales dejan de ser desfavorables, vuelven a la situación inicial muy rápidamente.

Los líquenes sirven de alimento a otros organismos en lugares y ambientes muy desfavorables (se piensa que una especie del desierto pudo ser el "maná" que cita la Biblia), y el hombre obtiene pigmentos y colorantes, como la orcina, que es la base del papel tornasol utilizado como indicador ácido-base.

Ahora al pasear por un bosque, fijaros bien en la enorme variedad de formas que presentan, lo llamativos que son sus soredios (en forma de pequeños cuencos) y tratar de encontrar dos iguales... veréis que es imposible.